29/11/2021
#CEADSEnLosMedios
Por Sebastián Bigorito
A nivel empresarial, el primer año de la pandemia estuvo signado por dos agendas prioritarias: a nivel interno, la adecuación de las operaciones a los protocolos sanitarios nacionales, provinciales y municipales, sumado a los protocolos industriales basados en estándares privados. A nivel de stakeholders externos, hubo un redireccionamiento de recursos hacia acciones inmediatas de asistencia, tanto en las áreas donde las empresas tienen presencia territorial como también con la adhesión de campañas privadas y alianzas con organizaciones nacionales.
Muchas empresas encontraron a sus encadenamientos productivos, pymes y micropymes altamente impactados por la situación general. Esto inició un acompañamiento especial y en muchos casos culminó con programas de desarrollo de proveedores. Un estudio realizado en conjunto con Villafañe y Asociados nos muestra que, tanto a nivel regional como local, aquellas empresas que contaban con estrategias, políticas y sistemas de gestión sustentable, pudieron atravesar la crisis con mayor capacidad de respuesta y adaptación.
Este 2021 puso en valor una serie de lecciones aprendidas durante 2020. La primera es la necesidad de que los Sistemas de Gestión del Riesgo Corporativo sean integrados con las agendas de sustentabilidad, ya que de allí provendrán tanto las futuras disrupciones sistémicas como las acciones de transformación para desarrollar mayor resiliencia corporativa, sin olvidar que la unidad de análisis hoy son las cadenas de valor y no solo la gran empresa.
Por otro lado, vemos cómo miles de empresas globales han adherido a los compromisos de descarbonización al 2030 y 2050, siguiendo en su gran mayoría los estándares globalmente aceptados, como por ejemplo el Science Based Target. Asimismo, las empresas de capital local han avanzado a una velocidad superior a la pre-pandemia en las correlatividades previas que hay que tener antes de emprender el camino de las metas basadas en ciencia.
TENDENCIAS 2022
Agenda climática. Los resultados mixtos de la COP26 contrastan con los compromisos y acuerdos que desde el sector privado se han presentado, mostrando un liderazgo empresarial notable, tanto por peso propio como también por el deslucido liderazgo de los Estados. Por eso esperamos una nueva ronda de nivelación entre empresas durante el 2022, desde los básicos de la agenda climática (protocolo GHG, Huella de Carbono) hasta más sofisticadas plataformas como por ejemplo el CDP (con fuerte presión de socios comerciales), sin olvidar iniciativas sectoriales como la gestión del carbono en suelos agrícolas, por citar un reciente ejemplo.
Economía circular. La pandemia y los cierres de fronteras obligaron a las empresas a estudiar acciones de circularidad desde el enfoque del negocio, principalmente por la falta de insumos críticos en los sistemas productivos. En sectores como la construcción, la siderurgia o el sector automotriz, estas acciones fueron tan eficaces que ya han quedado instaladas en las agendas de supply-chain, como también de producción.
Finanzas sostenibles. Esta agenda gana momentum con la pospandemia a nivel global y, tanto el capítulo de nuevas restricciones verdes para el acceso al crédito como las posibilidades concretas de emitir ON linkeadas a sustentabilidad, abre un gran interrogante respecto a la velocidad con la cual el sistema financiero va a evolucionar en materia de sustentabilidad.
Due dilligence. Un mix entre regulaciones y buenas prácticas le darán aún mayor volumen a este enfoque de abordaje respecto de la gestión de riesgos en las cadenas de suministros. También en este caso hay que procurar que las compañías se anticipen estratégicamente a esta tendencia, tanto para cumplir con algunas relaciones comerciales con mercados internacionales, como también desde la propia utilidad para la compañía de contar con herramientas que permitan identificar, evaluar y gestionar una nueva cepa de riesgos corporativos.
Nota publicada en Ámbito Financiero