Artículo publicado en Revista Ecosistema
Por María Virginia Vilariño Coordinadora del Área Clima y Energía de CEADS.
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La innovación, además de introducir mejoras, debería estar orientada a productos y servicios enfocados en la sustentabilidad. Por ello es que el B20 identifica a la economía circular como un pilar de las políticas gubernamentales.
Avanzar hacia la economía circular implica un cambio de mentalidad: de lineal a circular, repensando y rediseñando los productos y servicios para disociar el crecimiento del consumo de recursos naturales. Un modelo circular apunta, sobre todo, a retener el mayor valor posible de los recursos, los productos, las partes y los materiales, mediante un sistema que permita mayor durabilidad, renovación, reutilización, reparación, actualización, acondicionamiento y reciclaje. Todo ello se traduce beneficios significativos para las empresas y la sociedad:
• mayor crecimiento y productividad;
• innovación y ventajas competitivas;
• reducción de costos;
• reducción en el consumo de energía y de emisiones de CO2;
• fortalecimiento de la cadena de valor y de abastecimiento de recursos.
Este esquema no se reduce a gestionar de un modo eficiente el modelo de negocio de hoy, sino también –y sobre todo- a generar los productos y servicios para el futuro. Por lo tanto, la innovación no debe limitarse a las mejoras en aspectos específicos de los procesos actuales, sino también orientarse hacia productos innovadores, nuevos servicios y una estrategia comercial enfocada hacia la sostenibilidad.
La cifra de negocios
Se considera una oportunidad de negocio de $4,5 billones, con un enorme potencial para la innovación, la creación de empleos y el crecimiento económico. A pesar de todo ello, el concepto de economía circular dista de ser ampliamente entendido por las empresas –y por gobiernos.
Es por ello que el B20 (Business 20), presidido durante 2018 por la Argentina, consideró relevante incluir la eficiencia de recursos y la economía circular en la agenda de discusión de la comunidad empresaria del G20. El grupo de trabajo “Energía, Eficiencia de Recursos y Sustentabilidad” del B20 destaca la economía circular entre los tres pilares clave de sus recomendaciones de políticas elevadas a los gobiernos.
Sus miembros reconocen que el consumo lineal está llegando a su límite y que es imprescindible aumentar los esfuerzos para rediseñar la forma en que las industrias producen y los consumidores se comportan a través del marco de la economía circular, para que la prosperidad sea sostenible. CEADS, que se desempeñó como concept partner en dicho grupo, fue promotor de este capítulo en el B20.
Las recomendaciones del B20 en este aspecto apuntan a que los gobiernos generen las políticas e incentivos adecuados para la adopción de modelos de negocios circulares. Dichos consejos a los gobiernos pueden sintetizarse en:
1/ Mejorar las capacidades de los sectores público y privado para adoptar acciones de eficiencia de recursos y modelos de economía circular. Los líderes del G20 deben involucrar al sector privado para desarrollar hojas de ruta integrales de economía circular.
2/ Promover la adopción de acciones de eficiencia de recursos en todas las industrias. Los gobiernos del G20 pueden promover la economía circular eliminando barreras legales, proporcionando información, y fomentando alianzas y la colaboración entre grupos de interés.
3/ Revisar críticamente la legislación y el marco actual de políticas, basado en un pensamiento lineal, para abordar las barreras y avanzar en esquemas de economía circular a nivel nacional e internacional.
4/ Apoyar y promover la creación de startups innovadoras y de programas y proyectos piloto en sectores clave que pueden conducir a estrategias a largo plazo.
5/ Involucrarse con empresas y otros grupos de interés para promover soluciones colaborativas. Los gobiernos pueden iniciar y articular diálogos y foros multistakeholder sobre economía circular, para resolver los desafíos de gobernanza, responsabilidades y colaboración a largo plazo.
Zoom
Los modelos de negocios circular, la gestión sostenible y el uso eficiente de los recursos naturales contribuyen al logro de las metas de la Agenda 2030 y al logro de las metas del Acuerdo de París. Estas no son agendas independientes, sino más bien al contrario: sus metas convergen en acciones y soluciones concretas para cada sector. El vínculo más evidente resulta con el ODS (Objetivo de Desarrollo Sostenible) 12, que llama a garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles mediante el uso eficiente de los recursos naturales. Pero no es el único. Existen otros ODS que se verán impactados positivamente con el cambio de modelo económico lineal a circular, como el 3 (salud y bienestar), el 6 (agua limpia y saneamiento), el 7 (energía asequible y sostenible), el 9 (industria, innovación e infraestructura), el 11 (ciudades y comunidades sostenibles), el 13 (acción por el clima), el 14 (vida submarina), el 15 (vida de ecosistemas terrestres) y el 17 (alianzas para lograr los objetivos). Entender estos vínculos de las soluciones de eficiencia de recursos con las metas climáticas y las metas de ODS es una tarea pendiente en el país, pero sumamente relevante para articular agendas, unificar esfuerzos, coordinar el trabajo en metas concretas y generar sinergias entre actores y sectores público y privado.
Fuente:
https://issuu.com/revistaecosistema/docs/ecosistema__25_baja