La agenda y el rol del sector privado

 | por Sebastián Bigorito, Director Ejecutivo del CEADS

 

La agenda de sustentabilidad a nivel global se está reconfigurando a partir de tres drivers principales: 1) Los ODS de Naciones Unidas; 2) El acuerdo de París sobre cambio climático y 3) Integridad y compliance.

En 2015 Naciones Unidas presentó una serie de objetivos globales para que los países, de manera coordinada, lleguen al año 2030 con avances en 17 objetivos y 169 metas que se trazan en temáticas que van desde la erradicación de la pobreza, la creación de empleo decente, la mejora en la educación, hasta la efectivización en la producción y consumo sustentable, la generación de alianzas y la mejora en la calidad institucional.

Lo remarcable de estos objetivos globales es que por primera vez integran el factor económico-social con la dimensión ambiental. Otro gran diferencial de esta Agenda 2030 es que si bien debe ser custodiada y promovida por los gobiernos, la empresa tiene un rol explícito y definido por medio del alineamiento de las estrategias corporativas con aquellos ODS que resulten relevantes para su industria. En las alianzas entre privados -y especialmente en la dupla público-privado- se encuentra tanto el gran desafío como la única posibilidad de que estas acciones logren escala e impacto.

El acuerdo de París se trata del mayor logro diplomático alcanzado sobre cambio climático: más de 194 países asumieron el compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GHG), con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura por debajo de los 2º grados, que es el umbral a partir del cual los seres vivos y sistemas ambientales no podrían adaptarse ni sobrevivir. En este caso, los gobiernos asumen un compromiso político, pero en definitiva es el sector productivo quien debe materializar la gestión de estos gases (GHG) por medio de medidas concretas que implican inversiones en innovación, tecnología y eficiencia en el uso de la energía. Cabe destacar que la fuerte ola de críticas y rechazos en contra de la decisión de Estados Unidos de retirarse de este acuerdo ha sido de tal envergadura que la problemática del cambio climático adquirió una visibilidad pública que nunca había gozado.

En cuanto al tercero de los drivers, si bien no es una novedad, toma envergadura por la magnitud de los últimos casos de fraude (más de 1 trillón de dólares por año) que han incrementado la actividad de la agenda anticorrupción por parte de desarrolladores de estándares, reguladores, y de las técnicas empresariales.

A nivel local, estos tres drivers se estarían amplificando a partir de este año, tanto por la incidencia de la OCDE como la del G20 respecto a la regulación y autorregulación que proponen y recomiendan a sus estados.

 

Columna publicada el 20 de septiembre en Ámbito Financiero.

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