El próximo futuro por construir: productos más circulares e independencia de recursos, al menos en Europa

05/07/2022

#CEADSEnLosMedios

 

Las presiones globales para acelerar la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y el aumento de los precios de las materias primas debido a la guerra en Ucrania, han generado el lanzamiento de una nueva estrategia europea para transformar su economía hacia la circularidad. Es una oportunidad para identificar qué palancas debemos activar en Argentina para adaptar nuestro sistema productivo al futuro que se aproxima.

 

Por Mariano Spitale, Coordinador del Programa Economía Circular del Consejo Empresarial Argentino para el Desarrollo Sostenible (CEADS).

 

En un esfuerzo por abordar el impacto social y ambiental de su economía, el poder ejecutivo de la Unión Europea propuso a fines de marzo una serie de reglas para hacer que prácticamente todos los productos sean más duraderos, reparables, reutilizables y reciclables.

La Comisión Europea presentó las propuestas en el marco del Pacto Verde Europeo para hacer de los productos sostenibles la norma en la UE, fomentar los modelos de negocio circulares y capacitar a los consumidores de cara a la transición ecológica.

Puntualmente, estas reglas se resumen en lo siguiente:

Casi todos los bienes físicos comercializados en la UE serán más respetuosos con el medio ambiente, adaptados a la economía circular y eficientes desde el punto de vista energético en todo su ciclo de vida, desde la fase de diseño hasta su uso, la reutilización o reconversión y la disposición final.

Una nueva estrategia para hacer que los textiles sean más duraderos, reparables, reutilizables y reciclables a fin de luchar contra el fast fashion, los residuos textiles y la destrucción de los productos textiles no vendidos, y velar porque su producción se lleve a cabo respetando plenamente los derechos laborales.

Estimular el mercado interior de los productos de construcción; además, que la normativa vigente contribuya a que el sector de la construcción cumpla los objetivos en materia de sostenibilidad y clima.

Nuevas normas para capacitar a los consumidores en la transición ecológica, de modo que estén mejor informados sobre la sostenibilidad medioambiental de los productos y mejor protegidos frente al greenwashing.

Esta estrategia – que viene a reforzar el marco de circularidad lanzado en 2020- busca avanzar hacia una economía verdaderamente circular en la UE, no dependiente de la energía y los recursos, más resiliente ante perturbaciones externas y respetuosas con la naturaleza y la salud de las personas.

De aquí a 2030, y según estimaciones de la Comisión, esta nueva normativa podría facilitar un ahorro de energía primaria de 132 millones de toneladas equivalente petróleo, lo que equivale aproximadamente a 150.000 millones de metros cúbicos de gas natural, una cifra casi equiparable a las importaciones de gas ruso por parte de la UE. 

Por otro lado, el diseño ecológico será un requisito. La propuesta de reglamento sobre el diseño ecológico de los productos sostenibles se refiere al diseño de productos, el cual determina hasta el 80 % del impacto medioambiental de su ciclo de vida. Se calcula que los actuales requisitos de diseño ecológico y etiquetado por sí solos permitieron ahorrar a los europeos más de 120.000 millones de euros en 2021.

Estas reglas ampliadas de diseño ecológico se aplicarán por igual a todos los productos comercializados, independientemente del país de fabricación o importación, lo que significa que los artículos fabricados en Argentina o China, por ejemplo, destinados a la venta dentro del bloque, no podrán escapar a estos cumplimientos de sostenibilidad.

Adicionalmente, los requisitos de información específicos de los productos garantizarán que los consumidores conozcan el impacto medioambiental de sus compras. Todos los productos regulados tendrán pasaportes digitales de productos, lo que facilitará su reparación o reciclado y el seguimiento de las sustancias preocupantes en toda la cadena de suministro. También podrá introducirse el etiquetado correspondiente.

La propuesta establecerá un marco y un proceso a través del cual la Comisión, en estrecha cooperación con todas las partes interesadas, establecerá progresivamente requisitos para cada producto o grupo de productos. Particularmente, se comenzará por la electrónica de consumo (teléfonos inteligentes, tabletas, paneles solares), que está en el origen del flujo de residuos que aumenta más rápidamente.

Sin embargo, aún queda mucho por decidir. Y es probable que los planes de la Comisión enfrenten el lobby de las industrias que producen bienes con una vida útil corta. Mientras tanto, los activistas dicen que el impacto aún está por verse y depende de los requisitos específicos del producto, que aún no se han publicado.

La Comisión Europea ahora desarrollará nuevas reglas de diseño ecológico para grupos de productos específicos utilizando un procedimiento legislativo acelerado llamado “actos delegados”. Esto ejerce una gran presión sobre la ya sobrecargada Comisión para que presente propuestas producto por producto. La Comisión lanzará una consulta pública sobre las categorías de productos que se seleccionarán bajo el primer plan de trabajo sobre diseño ecológico a fines de este año, pero sugiere que el primer enfoque se centrará en categorías de productos como textiles, muebles, colchones, neumáticos, detergentes, pinturas, lubricantes, y sobre productos intermedios como el hierro, el acero y el aluminio, que según dice, tienen “alto impacto ambiental y potencial de mejora”.

Desde Argentina se suelen mirar las iniciativas en países desarrollados como muy lejanas, no factibles en el país y no aplicables a nuestros mercados. En otros casos, se copian iniciativas sin adaptarlas al contexto, lo que las hace inaplicables en la práctica.

Sin embargo, en un mundo globalizado, en donde es imperativo abordar los grandes desafíos de sostenibilidad, no se puede dejar de observar el futuro que se está construyendo. Mal que nos pese, nuestros sistemas productivos y nuestra economía toda deberán, tarde o temprano, adaptarse y evolucionar a estas nuevas reglas de juego.

En otras palabras, es el futuro que nosotros también debemos construir, si buscamos que nuestro país avance hacia un desarrollo sostenido, equitativo, competitivo e innovador. Es responsabilidad de todo el ecosistema – el sector público, el sector privado, la sociedad y las organizaciones- mover las palancas para que ese futuro se concrete.

Fuentes:

 

 

Columna publicada en Revista gerencia Ambiental. Edición N.º 287, junio 2022. Leer aquí