03/12/2020
#CEADSenlosMedios
Artículo publicado en Visión Sustentable
(*) Por Ana Muro
La pandemia ha hecho que el sector empresarial deba restablecer prioridades para poder dar continuidad al negocio en todas sus dimensiones. Las agendas de sustentabilidad acompañaron este proceso re adaptando sus programas y potenciando sus capacidades. En este sentido también los ODS y sus metas priorizadas antes de la COVID-19 se reconfiguraron.
La Agenda 2030 a la luz de este escenario ha cobrado nueva relevancia y, algunas de las respuestas que anteriormente se daba desde el sector empresarial se están viendo fortalecidas o modificadas. Teniendo en cuenta que las actividades que se consideraron esenciales en esta pandemia tuvieron que ver en muchos casos con la producción de bienes (industria de la alimentación y energía, por ejemplo) y el mantenimiento de servicios (telecomunicaciones, de la salud), queda claro que la principal contribución por parte del sector privado seguirá siendo lo que cada empresa sabe hacer. Estos objetivos deben dar forma a las respuesta y recuperación, sentando las bases para personas resilientes y sociedades resilientes.
El trabajo realizado por la organización Business Fights Poverty recalca la manera en que el empresariado está apoyando a los sectores más vulnerables en la transición del COVID-19. Reconoce que las empresas tienen un papel vital que desempeñaren cada una de estas áreas de impacto, a través de su núcleo capacidades y actividades comerciales, filantrópicas, donaciones y voluntariado, y participación política, promoción y fortalecimiento institucional.
Utiliza una matriz de tres por tres para visualizar dichos desempeños:
A través de esta matriz podemos entender que las personas se vieron principalmente afectadas la salud & seguridad de sus vidas, el trabajo y los ingresos y sus posibilidades de acceso a la educación y desarrollo de habilidades durante los meses de pandemia en el año 2020. Y que el sector privado por medio de acciones vinculadas al eje principal del negocio, la filantropía y el compromiso político ha podido ir dando respuesta y colaborando en transitar los meses más difíciles de la pandemia.
En todas las buenas prácticas[1] mencionadas las alianzas han tenido un rol clave para la implementación de las acciones. Asimismo, en muchas ocasiones estas acciones han sido el resultado de la iniciativa de acercamiento al sector empresarial para la articulación de esfuerzos entre el sector público y el privado.
Muchas de estas respuestas conjuntas fueron posible en la medida que el sector empresarial tenía redes de vínculos, trabajo conjunto, y había generado lazos colaborativos con precedencia. Otro factor que pudo haber influido es la pertenecía a organizaciones empresariales vinculadas a la sustentabilidad en general, que entre otras cosas le permitió establecer alianzas con sus pares, como también conocer organizaciones de la sociedad civil que pudieran dar respuesta a las adversidades de manera adecuada.
Algunas de las cuestiones mencionadas colaboraron en la reorganización, readaptación a la nueva realidad. Una ventaja clave para sortear los desafíos que planteó el contexto e ir resolviendo los emergentes, fue tener una capital social, logrado a través del trabajo con las comunidades, organizaciones sociales, entidades públicas, organizaciones privadas, entre otros. Según un informe desarrollado por el WBCSD (2020), la recuperación de los países requerirá disponer de nuevos modelos de asociación y colaboración entre las empresas y las entidades financieras.
[1]Para conocer en detalle las buenas prácticas corporativas www.ods.ceads.org.ar
(*) Es Coordinadora del Área de Sociedad y Empresa – CEADS.