El pasado 22 y 23 de mayo CEADS participó del XII Foro Nacional de responsabilidad social empresarial organizado por CentraRSE. Como parte del Foro, se realizaron mesas empresariales en las que se presentaron buenas prácticas empresariales en temas ambientales, económicos, sociales y gobierno corporativo.
A través de la participación del Virginia Vilariño como Keynote speaker en la mesa de iniciativas empresariales sobre “Cambio Climático y Economía Circular”, se aportó una perspectiva desde el marco internacional y nacional de los esfuerzos que se están realizando a nivel empresarial en favor de la economía circular para prevenir y mitigar los efectos del cambio climático.
Jonathan Nathusius, Gerente General de Cemaco y miembro de Junta Directiva CentraRSE, inauguró la sesión resaltando que el cambio climático representa una amenaza sin precedentes para nuestra civilización y la mayoría de las especies y que por lo tanto esto amerita acción de manera urgente. Destacó además que algunos países se verán más afectados que otros y lastimosamente éste es el caso de Guatemala que “tendrá que soportar una carga anormal y desproporcionada de los efectos de Cambio Climático, situación que amenaza a su población, su patrimonio, la producción de alimentos y los medios de subsistencia, impidiendo que el desarrollo económico y social prosiga de manera sostenible. Esto ya se está viendo en el país.”
Virginia Vilariño compartió el contexto internacional y las tendencias en favor de la mitigación del cambio climático y el aporte de la economía circular. La transición a una economía baja en carbono está en marcha y se está acelerando a nivel mundial, lo que se evidencia con el progreso exponencial de acciones a nivel de gobiernos locales y empresas alrededor del mundo.
Más de 6.000 empresas con sede en 120 países, que representan $ 36.5 billones en ingresos, se han comprometido a contribuir a los objetivos del Acuerdo de París. Se suman a las 9.149 ciudades y 245 estados y regiones que han asumido metas ambiciosas para acelerar la acción climática.
Esta transición es evidente especialmente en el sector energético. Actualmente, más del 50% de toda la nueva capacidad instalada para generar electricidad es renovable. En los países en desarrollo, las energías renovables ya dominan la nueva generación eléctrica, un cambio notable respecto hace una década. Si estas tendencias continúan, las energías renovables producirán la mitad de la electricidad mundial para 2030.
Este escenario y tendencias globales tienen su correlato a nivel local en Guatemala, tal como se pudo evidenciar a través de las visiones y sobre todo, de las iniciativas empresarias compartidas en esta sesión por empresas guatemaltecas de diversos sectores: retail, cementero, agroalimentos, energético y financiero.
En la sesión se presentaron ejemplos de empresas que, por responsabilidad, convicción, y valores, ya están actuando. Desde compañías que ya son carbono neutral, hasta aquellas que trabajan en alianza con otros actores para reducir la vulnerabilidad de regiones enteras y adaptarse a los impactos del clima.
A través de sus casos, las empresas CMI Energía, Cementos Progreso, BAC Credomatic y el Instituto Privado de Cambio Climático, compartieron sus estrategias y buenas prácticas para la mitigación y adaptación al cambio climático, con proyectos enfocados en los riesgos y oportunidades específicos de cada región y de cada sector productivo.
“Las empresas son una parte integral de la solución, y muchas de ellas están liderando esfuerzos para tener un impacto positivo. Necesitamos más empresas como éstas.” aseguró Nathusius.
Necsitamos escalar y acelerar la acción. Porque los esfuerzos actuales lamentablemente no son suficientes para limitar el calentamiento gobal por debajo de los 2ºC. Existe todavía una brecha importante en la reducción de emisiones de gases efecto invernadero necesaria para lograr las metas climáticas del Acuerdo de París.
Y es aquí donde entra en juego la economía circular, que juega un rol clave en el logro de las metas del Acuerdo de París. Si bien las energías renovables y la eficiencia energética son ampliamente reconocidas por su rol para mitigar el cambio climático, el potencial de la eficiencia de recursos parece estar aún subestimado.
La economía circular implica cambiar la forma en la que actualmente se produce y se consume, extendiendo la vida útil de un producto a través de mejores diseños y servicios, rediseñando cadenas de valor y reubicando los desperdicios del final de la cadena de suministro hacia el principio, utilizando los recursos de manera más eficiente.
La extracción y el procesamiento de materiales, combustibles y alimentos contribuyen con la mitad de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Por ello, la aplicación de medidas de economía circular puede no sólo contribuir a abordar los desafíos del cambio climático, sino también a conservar y mejorar el capital natural, optimizar el uso de los recursos y minimizar los riesgos.
Limitar el calentamiento global de acuerdo a las metas de París requerirá transiciones rápidas y de gran escala durante las próximas dos décadas, en los sistemas energéticos, urbanos, industriales y de uso del suelo. Y en nuestros hábitos de consumo y responsabilidad ciudadana.
Un enorme desafío para todos los actores sociales, pero que es posible y resulta en un balance positivo para la sociedad. Por ello el desafío climático debe traducirse a una imagen positiva del futuro, compartiendo las soluciones y herramientas que ya existen y demostrando los beneficios para personas, empresas y gobierno.
Necesitamos traducir las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, del Acuerdo de París y los principios de la economía circular en acciones y soluciones concretas para cada sector.